Tuesday, April 13, 2004





LAS BOLITAS DE LA SUERTE


LOTI era una bolita que vivía feliz y contenta en la Cara Iluminada. Le encantaba saltar, jugar y pegarse a sus amiguitas las Bolitas Rechonchas de Mofletes Sonrosados.

ROÑO era otra bolita, pero infeliz. Odiaba su mala suerte, no soportaba a las otras Bolitas de Piel Agria que habitaban junto a él en el lado oscuro llevando con desgana pesadas cruces sobre sus esqueléticas fisionomías.

Todo parecía tener su sentido. Loti disfrutaba, botaba y jugaba y nunca pensaba, mientras seguía engordado de felicidad junto a sus compañeras, las bolitas rechonchas. Roño se retorcía, sudaba con su gran cruz y jamás se relacionaba con las otras bolitas de piel agria. Sólo pensaba y pensaba sin parar,mientras su cuerpecillo negro y apretado se iba secando y encogiendo como la mojama.

A veces la suerte de las bolitas podía cambiar.

Sólo era necesario un rápido y certero movimiento del destino para que, de pronto, la bolita Loti acabara con su cuerpo sonrosado y regordete desparramado bajo la Gran Cara, en otro momento iluminada, pero para entonces oscura, densa y pesada.
Roño sin saber cómo ni porqué, se mantendría, a pesar de los convulsos y cíclicos movimientos de la fatalidad, firme e impertérrito sobre su cruz y de frente a la insoportable luminosidad. Hecho que, probablemente, le haría ennegrecerse y encongerse aún más pereciendo tarde o temprano completamente chamuscado.

Estos movimientos del destino eran habituales en el mundo de las Bolitas.
Loti y Roño a pesar de vivir en caras opuestas tenían las mismas probabilidades de morir aplastadas o vivir para contarlo.

MOVi, era otra bolita. No era una bolita de mofletes sonrosados ni una bolita de piel agria. Era una bolita que no era feliz ni infeliz, sino todo lo contrario. Le gustaba la soledad pero no hacía ascos a la compañía, siempre grata por otra parte, de otras Bolitas Pasajeras. Lo suyo era el movimiento y el equilibrio. Su medio perfecto: las situaciones arriesgadas y peligrosas en las que podía demostrar su habilidad para la superviviencia. Siempre al límite de lo inalcanzable.

Movi circulaba con su cuerpo ágil y musculoso sobre el filo de lo imposible. Quien sabe, lo mismo alguna vez la moneda caía de canto.