Tuesday, November 18, 2003




LA VERDADERA HISTORIA DE CAPERUCITA


Dos semanas sin pisar la calle por un trabajo de esos que hay que tener para antesdeantesdeayer. Lo miraba de reojo, no sin cierto sentimiento de culpabilidad, hasta que por fin me decididi atajar por lo sano, claro q atajar, lo que se dice atajar... lo que pasa es que a veces los caminos que parecen mas cortos no son los mas rapidos, ni los mas seguros, que se lo digan sino, a la pobre Caperucita. aunque bueno, bueno... en el fondo, la chica no era tonta, sospecho que ya sabi­a perfectamente que ese camino y sus florecillas silvestres tenian bicho dentro.
Estaba realmente harta de hacer de recadera entre su madre y la abuela, que si llevale unos pasteles a la abuelita, que si esta pachuchita, que mirala que se encuentra sola en su chale adosado de la sierra... Asi que cuando Caperucita, despues de echarle el ojo al lobo feroz en los recreativos, le propuso que le llevara en la moto a casa de su abuelita, el lobo, que acababa de cortar con su ultimo ligue, acepto encantado. Los chicos tuvieron suerte, La buena mujer habia dejado una nota en la puerta del chale para la nieta: "no me esperes, dile a tu madre que me he ido a Benidorm con los chicos del Inserso, te he dejado la llave bajo el felpudo y la cena en el congelador. No trasnoches y comeme bien, hija, que estas en los huesos. besos. la abuela".
la noche estaba fresca, y la mañana siguiente tambien y luego la noche siguiente las temperaturas siguieron bajando aun mas si cabe, asi que a Caperucita y a su nuevo amiguito, el lobo, no les quedo mas remedio que quedarse encerrados en el chale todo el fin de semana,.sin salir. Por desgracia, el domingo por la mañana aparecio por sorpresa el ex de caperucita. Los celos le pusieron a cien, y la cosa acabo como el rosario de la aurora. En plan venganza, el ex fue contando por ahi­ que los habia pillado en la cama, disfrazados con la ropa de la abuela, y jugando a la niña del exorcista. El cuento llego a oidos de la madre de caperucita.
Por suerte para caperucita, su madre no estaba para tonterias, tenia todo el domingo ocupado por culpa de las elecciones municipales, le habia tocado ser presidenta de mesa de su colegio electoral, asi que, mas preocupada por el recuento de votos que los escarceos de la niña hizo oidos sordos. El castigo fue leve.